miércoles, 11 de diciembre de 2013

Actividad Final Educación Y Sociedad


¿Cuál es mi responsabilidad cómo maestro?

Desde el momento en que sea un maestro por completo, con mis conocimientos en un área específica, reconociendo la necesidad de cada uno de mis estudiantes, y expresándoles esto, para cambiar algo en ellos, sean sus intenciones ante las situaciones más monumentales que les pueden suceder a cierta edad a la que yo llegue en sus vidas, influir en lo bueno, lo correcto, lo genuino y valeroso, que el esfuerzo si vale, si se valora, si se otorga, si se aprovecha. Dar pautas para que tomen el camino correcto, sin abandonarse, sin arrepentimientos de lo que “pudo haber sido”, hacerles ver la verdad, como personas, como individuos dentro de una sociedad “agobiada y doliente”. Si cambio lo que desean, que en la edad en que aún son moldeables, que lleguen a mis manos tal vez sin ninguna idea de lo importante que sea, pero que al final, caigan en la cuenta en que lo que deseo para ellos, es que me superen, que sean mejores personas (pequeños adultos) que aduras penas comienzan a ver la vida fuera del confort de sus hogares, en que se tropezaran más de una vez, y yo en su momento, estaré comprometido a ayudarles, no a decirles por donde dirigirse, ni que decisión tomar, sino a ver QUE ES LO QUE QUIEREN, lo que en verdad quieren, sin influencias directas e imparciales de otros seres u otros mundos que los atosigan, que se sientan plenos con la opción que tomaron sin desear otras, porque son seres con vidas, deseos, reacciones y planos diferentes. Por ello no debo ser uno diferente con cada uno de ellos, solamente, ser un ejemplo, ser un orientador, ser un mínimo indicador de lo que es sentir que se ama lo que se hace, no hacer por hacer, no ser uno de un rebaño, sino salir del montón y proponerse y mantener metas, anhelos e ideas.

¿Qué es la responsabilidad? ¿Cómo entiendo hoy la responsabilidad?

Siempre la palabra me la han infundado como un signo de madures, en que es cumplir una obligación así no se quiera ni se desea, simplemente hacerla para satisfacer una necesidad que veré a futuro, o que beneficiara a otros. Pero ahora ya no es lo mismo, claro no deja de ser lo que textualmente esta designado, pero desde mi punto de vista cambio algo, en que si voy a actuar en algún contexto por responder a una manifestación deliberada, la hare y procederé desde mi consentimiento y mi apropiación del bien y del mal, que si actuare, veré y me predispondré a las consecuencias que han de venir después dé. Mantener mi posición, no imparcial, pero si correcta, para cuando transgreda al ejecutar, no interfiera en mi comodidad, ni en la de otros, con los que tendré que dar cuentas de mis actos, y si llegara el momento de darlas, sea con mis fundamentos predispuestos a exponerse desde antes que suceda y que actué.

¿Cuál es mi mayor miedo cuando sea maestro?

En este momento son muchas cosas a que temerle, como, que no me residan predispuestos a que yo estoy enfrente y ellos sentados frente a mí y a un tablero en que recibirán paradigmas que hasta el momento desconocían o no eran lo suficientemente importantes para su atención, y que posiblemente utilizaran en sus vidas para que sean sujetos en medio de la multitud. Claramente ese concepto a la edad de estudiante no es un pauta notable, si pensamos y hacemos retrospección de cuando éramos de esa multitud, no lo considerábamos así, no le dábamos la relevancia que se meceré en nuestras vidas, simplemente era un deber u obligación estar allí y responderle a nuestros padres o ente que nos sentaba en un pupitre. El desinterés esa una situación como maestro que seré, a la que más le temeré, que no valoren lo que les enseñe, claro que sucederá, pero que tan siquiera se tomen la molestia de realizar un trabajo en el que yo le invertí tiempo y dedicación, para que a ellos les sea más digerible lo que les aportare, porque no les nace, o les parezca innecesario, o por aburrimiento, representa que yo les aburro, que no lo vale, no se maceren el adquirir este conocimiento, porque yo lo incorpore mal, a eso se concluye, a que es mi error por no mantenerme en mi profesión de educador. No llegar a ellos, no cautivarlos y prácticamente hacerles perder el tiempo y mi esfuerzo, porque no deje huella, no deje pauta diferenciadora en sus vidas. Tal vez por mi estado de ánimo, mi inexperiencia, mi ineptitud como puente y guía en el conocimiento que amo, si, sería mi error, y después que se cometa, será casi imposible retroceder y remediarlo, después de que se pierde a un público solo queda dar disculpas. Comprenderlo y responsabilizarse con la labor que me fue encomendada, por mí mismo, es de hacer lo imposible pero sutil, en dominar el interés, en contenerlo desde un principio y mantenerlo, nunca dudar de lo que se hace, y si se duda mejor no hacerlo, en vez de cagarse la vida a un discípulo, encomendado como se encomienda una semilla a un agricultor, QUE CRESCA Y QUE NO SE DESPERDICIE, no importa que hayan muchas y se pueda remplazar, ese no es esa su atribución, si existe es para cumplir su cometido en la vida y tener un significado, se supone que somos propedeutas, o lo seremos, si entendemos la realidad del mundo y estamos predispuestos a compartirla, porque amamos hacerlo, somos los indicados.

¿Qué entiendo por miedo?

El miedo no es causado desde el interior, lo externos es lo que nos descontrola y nos saca de nuestra estabilidad emocional. Cuando somos adultos o intento de adultos, poseemos pautas y límites infranqueables, a los que somos incapaces de rebasar, porque de algún modo dejamos de ser nosotros mismos, no reconocemos esta área que no habíamos colmado o dado la oportunidad de explorar, por intereses y deseos ajenos a ellas las evitamos, y por ende estar frente a frente, en la intemperie de lo desconocido, no sabemos cómo actuar, allí se pierde el control, la habilidad que desarrollamos en nosotros mismos como personalidades fuertes e impenetrables se quiebra, nos sentimos ultrajados e indefensos, sin oportunidad de salir de la crisis que en nuestra mente existe. Si tenemos la oportunidad de huir, lo hacemos, sin pensar en otros, sin consideración de lo que pasara, lo evitamos a toda costa, porque está en bandeja nuestra susceptibilidad, y como individuos desarrollados, no nos permitimos que el mundo nos vea así, quebrados.

¿Qué les debo agradecer a mis maestros?

Han pasado muchos maestros por mi vida, y de cada uno queda una experiencia observada de la cual tome en parte para formarme como persona, de cada uno, no hay maestro que pase invisible. Nunca falto la maestra que perdiera el control de sí misma ante el ridículo por llevar mal el maquillaje, o el maestro por tener el cierre del pantalón abajo, siempre están siendo observados, como ellos cuando se mantiene una tema a exponer, se mantiene toda la atención, los objetos distractores han de ser suprimidos, por ese aspecto pasar desapercibido es difícil, es una minúscula cosa que aprendí, pero que se refleja como patrón para estar entre el mundo. He de agradecer no que me enseñaran de sus materias específicas, porque ese era su trabajo, sino por ser personas, con motricidades y gracias diferentes, adquirí de unos, sobre el carácter, el carácter que se debe abordar en diferentes situaciones en las que siempre se transitaran, como el apoyo con una sonrisa en el momento indicado tras una aprobación, de que lo hiciste bien, o lo calmado que debe estar el rostro cuando te contradicen o te interrumpen. Observaciones como esas, de las que me adueñe para ser persona, para formarme, son tal vez imperceptibles por ellos mismo pero que agradezco, por los ejemplos y moldes, de lo que quiero y no quiero, ser. Más allá de lo amable o lo inepto que fue cada uno, siempre fueron personas, como mi madre o mi hermana, que no por siempre estuvieron ahí, pero que generaron en mí, una acción, un suceso de retrospección, de mi a lo que son, a lo que fueron y a lo que serán, ya quedan en el pasado, pero en definitiva, cada uno me dejo un ejemplo de vida, de conducta, de ser, de alma, de moral, de lo correcto, de lo incorrecto, de lo incapaz, de la belleza, de fealdad y de realidad. Agradezco a cada uno por haber pasado por mi vida, por mis ojos críticos y ahora admiradores, por ser las mejores calidades, en personas que pudieron mostrarnos, de sí mismos. Por alguna razón mostraron una persona, una personalidad, y ahora nos toca a nosotros, sus pupilos, descubrirlo,
¿Cuál será nuestra mejor faceta, para mostrar, para enseñar?

¿Qué entiendo por agradecimiento?

Agradecimiento es el resultado de haber adquirido de alguien externo a nosotros, un favor o una necesidad que suplieron como ayuda, de la que damos GRACIAS como reconocimiento.

Metáfora de un Objeto con Representación al Maestro



El maestro es la llave que abre toda cerradura, encaja en cualquiera de nosotros. Sin ella, no entraríamos a lo desconocido, sin ella, solo nos mantendríamos en los cuatro muros que nos vieron crecer, no tendríamos la opción de explorar nuevos portones. Sin saber que con una llave no nos basta, llega a nuestras vidas miles de ellas, y las encontramos por doquier, pero, ¿sabremos aprovecharlas?, ¿tendremos la valentía de arriesgarnos y usarlas?, porque llegara el día en que todas las llaves que acumulamos, nos sirvan para abrir una grande, una gigantesca puerta, mientras mas llaves tengamos en nuestro poder, más grande será la puerta, mas cerraduras se desarmaran, y podremos abrirnos paso a conocer los colores, los nuevos, los que no sabíamos que existían antes, pero que ahora nos iluminaran el rostro. Y les tomamos cariño, mucho cariño a cada una de ellas, y las conservamos, por lo preciadas, en un lugar donde se encuentran nuestros llaveros, allí las organizamos de menor a mayor, para cuando necesitemos de una, sea la más pequeña que abra una caja de seguridad, o una de las más grandes abra el candado de un corazón desarmado que se mantiene unido por grilletes, pero que ahora nosotros sabremos armarlo, sabremos defender. Y llegara otro día, uno muy importante, en que desearemos sacarle copia a una que otra llave, y ofrecerla a otra persona que la necesite, que la desee, y la cuide tal cual o mejor de lo que nosotros las cuidamos, ese día conllevara a otro, donde ya estemos satisfechos con las que tenemos, y con las habitaciones por las que recorrimos y descansamos, por las que sufrimos y adoramos, y la mayoría de ellas las heredaremos, a nuestros frutos, a nuestros capullos, con toda la bondad de mundo, y sabremos que es la hora de marcharnos, de quedarnos con una sola llave, la más diminuta, que fue la más difícil de crear, y nos abrirá el portón, el portón del inicio.